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Escenas que revolucionaron la música

Por Kenji Kishi

Entre las definiciones (quizá un poco incompletas, para mi gusto) que da la Real Academia de la Lengua Española de la palabra “revolución”, se encuentra aquella que dice algo así: “cambio rápido y profundo en cualquier cosa”. Conservando el sentido de dicha definición, presento aquí algunas escenas (desde mi punto de vista) que generaron ese cambio (mejor dicho) violento en la música.


El estreno de “La Consagración de la Primavera”

Esta escena también podría subtitularse “¿Qué carajos son esos sonidos primitivos que me hacen actuar igual de primitivo?”. El estreno de la obra de Igor Stravinki, un 29 de mayo de 1913 en París, ha pasado al libro de anécdotas musicales tanto por la vanguardia que significó la obra, como por la violenta reacción que generó en el público.

Cuenta la historia que el joven Stravinski en ese entonces tenía 28 años y se comenzaba a revelar como toda una promesa de la música europea. Su ballet “El pájaro de fuego” había tenido muy buenas críticas, y hay quien lo comparaba con afamados autores rusos como Tchaikovski. Entonces entraron en escena Sergei Diaghilev y Vaslav Nijinski. El primero fue el empresario que contrató a Stravinski para escribir un nuevo ballet, y el segundo, quien montó la coreografía de dicha danza. Cien ensayos después, la pieza estaba lista. La función fue en el Teatro de los Campos Elíseos. En el público se encontraban artistas de la talla de Cocteau y Coco Chanel (quien fuera amante de Igor), así como el compositor Camille de Saint-Saëns. “¿Qué carajos es eso que suena?”, cuentan que dijo Saint-Saëns cuando escuchó las primeras notas de un fagot muy agudo y que da inicio a la obra. La historia de una comunidad de la antigua Rusia que sacrifica a una doncella para que llegue la primavera no pareció dejar indiferente a nadie. La coreografía de Nijinski y la música de Stravinski levantaron tanto rechiflas como elogios entre los asistentes. “Grotesco”, diría un cronista de Le Figaro en un artículo que todavía se puede encontrar en Internet. Cuando inició la segunda parte el público comenzaba a actuar como los personajes primitivos que se representaban en el escenario. Abucheos, sombrerazos, y peroratas varias entre los detractores. Aplausos de apoyo de aquellos que la consideraron la vanguardia. De milagro, la orquesta terminó la presentación. Stravinski huyó por la puerta trasera. Diaghilev, dicen, se frotó las manos, porque sabía que habían hecho historia. Y no es para menos. La Consagración de la Primavera significó una revolución musical. Su sonido violento, el uso de los timbres, su carácter visceral, una orquesta que de repente se convertía en una percusión gigante, fue un grito revolucionario que transformó la composición del siglo XX.


El ruido y Russolo

La de Luigi Russolo fue una revolución silenciosa que irónicamente se basó en el ruido. A este compositor italiano se le debe un tratado sobre el ruido, que inspiró a otros compositores del siglo XX. Russolo, quien fuera también conocido por ser un pintor relacionado con el movimiento de los “futuristas”, escribiría en su famoso “El arte del ruido”:

La vida antigua fue toda silencio. En el siglo XIX, con la invención de las máquinas, nació el Ruido. Hoy, el ruido triunfa y domina soberano sobre la sensibilidad de los hombres.

Bajo esos principios, Luigi escribió música para orquestas y unos aparatos a los que llamó intonarumoris, máquinas que podían imitar ruidos ululantes (ululatoris), crepitaciones (crepitatores), silbidos (silibatores) y demás sonidos extraños.

1914. El London Colliseum fue el escenario para el primer concierto. Una orquesta tradicional y una orquesta de intonarumoris. Ruido y música. Ruido que se hace música. Ruido que se hace arte. El concierto fue un éxito. Las obras presentadas no tanto.

Desgraciadamente, todos los inventos de Russolo, así como sus partituras, fueron quemadas por su hermano loco. A pesar de eso, el legado y discurso del italiano sobrevivió y se convirtió en la base de mucha música que vendría.


La música electrónica según Varèse

Es 1958 y la compañía Philips encarga el diseño de un pabellón tecnológico para la Feria Mundial de Bruselas al despacho arquitectónico de Le Corbusier.  Éstos, a su vez, le encargan una composición a Edgar Varèse, uno de los compositores de vanguardia de aquel entonces. Varèse es un tipo que lleva trabajando con sonidos electrónicos desde la década de los treinta. Ha experimentado con la manipulación de cintas magnéticas y utilizado el estudio de grabación para registrar toda clase de efectos; sin embargo, el dinero no le alcanza para seguir con sus experimentos. Su música orquestal es vapuleada por los críticos más tradicionales y aplaudida por aquellos que ven un paso más allá de lo que había hecho Luigi Russolo. Varèse aprovecha la oportunidad que le da Le Corbusier para crear una pieza en estudio a la que titula “Poema Electrónico”.

El pabellón de Philips era una enorme carpa en la que Varèse coloca aproximadamente trescientos cicuenta bocinas de las que salen sonidos difusos, diversos, extraños, distintos. El compositor, con pinta de científico loco, había usado el estudio de grabación como un instrumento más. Explotó posibilidades sonoras que antes no habían sido usadas. Hay quien dice que ayudó a generar el loop, lo que a posterior sería la base de la música electrónica que hoy se baila en todo el mundo. Años después, Frank Zappa declararía que las piezas de Varèse fueron las que lo hicieron decidir dedicarse a la música.


Dylan se conecta y manda a todos al diablo

“¡Judas!”, le gritó un tipo desde las tribunas a un joven y desgarbado Bob Dylan. “No te creo”, le respondió el poeta del folk. “Toquen más fuerte”, le ordenó a su banda. El estruendo aumentaba en Like a rolling stone. El rock ya no fue sólo para chicas de calcetas que mascaban gomas de mascar y escuchaban letras de canciones inocentes y banales. A partir de ese día el rock y la poesía se unirían en una abrazo electrificado.


Kenji es músico, compositor, periodista web y estudiante de Comunicación Pública. Le gusta el arte que te hace sentir como si acabaras de descubrir el mundo, los cuyos y las películas de Woody Allen.

Los inventores de la música moderna

Así fue como Lester Bangs, afamado crítico de Rock, se refirió al surgimiento en la escena neoyorkina de The Velvet Underground: “con ellos nace la música moderna”. Sucios, ruidosos, promiscuos, freaks, fuera de tono. The Velvet underground tenía lo que ningún grupo de Rock hippie o psicodélico de los últimos 60's tenía, y hablaban de lo que nadie más se atrevía a hablar: sadomasoquismo, travestismo, drogas con nombre propio y alusión directa. Sin recibir mucha atención de la industria discográfica, The Velvet Underground es una de las bandas más influyentes de todos los tiempos. Gracias a ellos existió el punk, el post-punk, el grunge, el noise, el new wave, el indie; a resumidas cuentas, el Rock Alternativo. De ellos se dice: “pocos escucharon a The Velvet Underground durante su corta existencia, pero todos los que lo hicieron formaron una banda”. Si hay que hablar de revolucionarios dentro de la música, el grupo lidereado por Lou Reed y John Cale es una escala obligatoria. Poner particular atención a su disco White Light/White Heat (1968); de acuerdo, su disco de 1967 con compañía de la cantante Nico y el famoso platanito diseñado por Warhol (otro revolucionario), es una joya, pero White Light/White Heat representa la cima del genio creativo e irreverente de esta gran banda.

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