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Testimonios sobre el Proceso Electoral

Las pruebas son lo que dan sustento a la información, sin embargo, existen eventos que dada su naturaleza y circunstancias, carecen de dichas pruebas para comprobar su veracidad. Ésta sección trata sobre esos eventos. Los testimonios son responsabilidad de sus autores, juzgue usted. Esto no pretende ser periodismo.

Testimonios documentados por Jonathan Alcalá

O el equipo de transición de EPN es muy previsor, o algo huele mal.

Dependiendo del resultado electoral, hay ciertas modificaciones que se tienen que hacer en el gobierno. Cada administración del Poder Ejecutivo tiene la facultad de renovar y hacer ciertos cambios en las diferentes dependencias para integrar a su propio equipo de trabajo, pero, ¿en qué caso, un equipo de transición llega a una institución pública para empezar a hacer los cambios correspondientes antes de conocer siquiera el resultado de las elecciones? Sólo en el caso de que ya se conozca quién será el presidente de México, antes de que los mexicanos voten.

La noche del 7 de julio estaba yo platicando con unos amigos, cuando un conocido mío que trabaja en una dependencia del gobierno federal, se acercó para decirme algo que sólo reafirma lo que muchos ya sospechaban u otros daban por hecho. En el mes de junio, el nuevo equipo de trabajo de EPN llegó a la dependencia en donde él labora, hecho que da a entender que el resultado electoral estaba ya previsto, como ya mencioné, sin importar la voluntad de millones de almas.

La persona que me dijo eso, lo hizo porque sabe que tengo “cierta simpatía” por los ideales de una república democrática y equitativa, y a pesar de que agradezco su información, no dejo de pensar que pudo habérmelo dicho como un acto burlón: “no te lo dije antes de las elecciones porque sé que lo hubieras posteado en facebook”, esas fueron sus palabras, y de inmediato vinieron a mi mente todas las acciones llevadas a cabo por mis compañeros del movimiento Yo Soy 132, y la sociedad en general; las imágenes de todos los ciudadanos que de manera voluntaria fueron observadores electorales, las incontables personas que marchamos rogando al pueblo que pensaran bien su voto, los cientos o tal vez miles de volantes, trípticos y otros medios impresos cuyo contenido tenía como objetivo dar a conocer a la mayoría de personas todo lo que esconden los medios de comunicación, que sólo defienden los intereses de unos cuantos; sumado a lo anterior, están las proyecciones informativas en parques y lugares concurridos, y tantos esfuerzos más por promover y exigir un proceso democrático real y un voto informado.


No puedo pensar que todo ha sido en vano, al contrario, creo que debe darnos cierta esperanza un panorama tan complicado, porque somos muchos cuya voluntad es inquebrantable; cada día me sorprende la enorme capacidad de mis compañeros para generar ideas, argumentos, e información en pro de un México mejor. El cambio de un país debe implicar un reto digno, y son muchas las luchas añejas que se han renovado: gente que sólo en sueños veía multitudes exigiendo e intolerando la injusticia y corrupción, los gritos que tanto tiempo fueron reprimidos por fin reclamaron su lugar en el aire y en los oídos de los que simulan que no escuchan, las calles se llenaron de esperanza e ilusiones diurnas; los verdaderos herederos del país reclamamos lo que nos pertenece.

A todos mis compañeros y amigos les digo lo siguiente: no desesperen, ellos, los que creen que gobiernan, se han metido con la generación equivocada.

Los polis también votan... ¿o no?

El pasado 1 de julio, día de la jornada electoral de la que muchos fuimos partícipes, después de votar, me dirigí a uno de los museos de Guadalajara para llevar a mi sobrina de 5 años de edad. Estando allí, una amiga me comentó algo que lejos de parecerme extraño, me pareció un preámbulo de una realidad cargada de irregularidades. Resulta que estaban en el museo dos policías del municipio de Guadalajara, ambos se encontraban en servicio, y no se les permitió votar; ellos me explicaban que las boletas en las casillas especiales ya se habían terminado, por lo tanto, debían ir a votar a las casillas respectivas a su domicilio, algo nada sencillo, ya que para ello, el mando superior de la corporación debía organizar relevos que llevaran a los oficiales a votar y después transportarlos de nuevo a sus respectivos servicios. Nunca sucedió tal relevo.

Mi amiga y yo tratamos de persuadir a los policías de denunciar y/o reportar dicha irregularidad, pero de manera entendible (mas no justificable), ellos se negaron, argumentando que podían perder sus empleos debido a un atrevimiento semejante; también comentaron que cerca de dos mil elementos más estaban en circunstancias parecidas: difícilmente irían a votar, ya que nunca se programaron los relevos antes mencionados. “¿Por qué no dejarlos votar?”, le pregunté yo a uno de los policías, y él se limitó a contestar que con la administración priísta no les había ido bien, por lo tanto, en un contexto generalizado de descontento en la corporación policiaca por parte de sus elementos, era muy probable que el voto no fuera para Aristóteles Sandoval, el candidato del PRI.

Sin más que decir, hice algunas llamadas a miembros del movimiento #YoSoy132, pero no se podía hacer mucho, era casi imposible que alguno de los elementos que no votaron manifestara su descontento frente a una autoridad electoral, así que de ser cierta la aseveración del policía con el que platiqué, se sumarían casi un par de miles de votos más a la participación ciudadana, sin embargo, no es la cantidad de personas que no votaron lo que representa una gravedad, es el hecho de dificultarles un derecho, es reprimir la voluntad de un ciudadano para ejercer un derecho, que como a muchos, le parece importante elegir a quienes tienen la obligación de gobernar y representar sus intereses, en teoría.

Voy a denunciar a la FEPADE en la FEPADE

El día 1 de julio como a las 11:30 pm, resultó que, a pesar de que el PREP todavía no había arrojado ni la mitad de los resultados, en la página del PRI nacional aparecía una gran portada con Enrique Peña Nieto levantando las manos en señal de victoria y un texto que decía: Ganó México. Presidente electo, 2012-2018. Indignada ante tal delito electoral, marqué a la FEPADE. Después de varios intentos, por fin me contestó un señor, y, después de contarle lo sucedido, me confirmó que eso era un delito electoral, y me dijo que marcara al 066 para levantar una denuncia. “¿Al 066?”, pregunté, sorprendida. “Sí, al 066”, me contestó. Bueno, pues ahí voy a marcar al 066, donde de muy mala gana me dijeron: “si aquí no es buzón de quejas electorales, marque a la FEPADE”. Así que voy de regreso a la FEPADE, donde me contesta una nueva señorita que me explica que su compañero probablemente se había equivocado. Después de tenerme varios minutos esperando en el teléfono, la señorita me dio un número de folio y me pidió que marcara al día siguiente para ver cómo iba la denuncia. El día siguiente marqué, y una vez más, después de varios intentos sin respuesta, por fin logro enlazar la llamada y al preguntar por mi número de folio, resulta que tal número no existía. Enfadada, le expliqué la situación a la persona del otro lado de la línea, y, después de tenerme esperando quién sabe cuántos minutos más, me da otro número de folio. Ya sin mucha confianza, vuelvo a marcar el miércoles siguiente; lo mismo, mi nuevo número de folio, sin existir. Ya muy enojada, le dije a la persona que me había contestado: “sabe qué, yo quiero denunciar aquí en la FEPADE, a la FEPADE. Esto es el colmo”. Hasta hoy es día que no han resuelto nada. Pero claro, nos venden todo el tiempo a esta insitución como la que cuidará que todos los delitos electorales sean documentados y castigados. Y así quieren que confiemos en las instituciones...


Testimonios documentados por Jonathan Alcalá, Fotos de Hugo Valladolid.

Si presenciaste algún tipo de delito electoral o irregularidad en estas pasadas elecciones, manda tu historia a revista132@gmail.com.

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