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Yo no nací sin causa. Breve recorrido por la canción de protesta

Por Kenji Kishi
El canto acompaña a la protesta porque la música arropa al ser humano y a sus causas. La canción de protesta ha sido el vehículo de expresión de aquellos que claman por justicia o llaman a los demás a hermanarse. La canción de protesta tiene su raíz en diversos hechos históricos y ha acompañado cada movimiento social a partir del siglo XX. Hoy en día, con la ebullición de movimientos sociales, que se valen del arte como una arma que configura significados y que ataca tanto a la razón como el corazón, vale la pena recordar de qué ha ido y de qué va la canción de protesta.

El alma del folk norteamericano que mataba fascistas

“En la plaza de la ciudad
a la sombra de un campanario
en la oficina de socorro
he visto a mi gente
mientras estaban allí con hambre
me quedé preguntando:
¿está esta tierra hecha para ti y para mi?”
Woody Guthrie, This land is your land

This machine kills fascists (esta maquina mata fascistas) era la leyenda que acompañaba la guitarra de uno de lo más importantes intérpretes del folk norteamericano, Woody Guthrie, también considerado padre de la canción de protesta en el país del norte. Cuentan que Woody recorrió Norteamérica en un vagón de carga en los años treinta. Allí conoció a migrantes y desempleados, personas pobres en un país que enfrentaba la primer gran recesión económica. Las historias de Guthrie fueron la inspiración para el movimiento folk de los años sesenta, con un joven Bob Dylan como su mejor representante. Dylan, que nunca consideró que lo suyo fuera la protesta como tal, se encargó de electrificar sus versos y conectarlos con el rock. De ahí en adelante, la conciencia social cantada no perteneció únicamente a los hippies que escuchaban los versos tranquilos de los poetas del amor y la paz.


Cantando contra la dictadura y el colonialismo

“Yo no canto por cantar
ni por tener buena voz
canto porque la guitarra
tiene sentido y razón
Ahí donde llega todo
y donde todo comienza
canto que ha sido valiente
siempre será canción nueva”
Víctor Jara. Manifiesto

La canción de protesta nace de y para la revolución. América Latina, con una historia llena de movimientos sociales y de dictaduras, ha sido terreno fértil para los artistas inconformes, aquellos que acompañaron con poesía cada una de las luchas. La riqueza cultural y el folclor de las naciones “sudacas” fueron combustible para cada uno de los autores, que desde su trinchera, lucharon contra el “sistema” y los colonialismos europeo y norteamericano.
Víctor Jara, músico y director escénico chileno es un ícono de la lucha por medio del arte. La historia de este cantante está trágicamente ligada al golpe de Estado por el cual Augusto Pinochet llegó al poder. Junto con Violeta Parra y otros músicos, Víctor Jara creó la Nueva Canción Chilena, que apoyaría la candidatura y el gobierno de Salvador Allende. Al día siguiente del fatídico 11 de septiembre de 1973, Jara fue apresado por los militares en el Estadio Nacional. La primera necropsia, en ese mismo año, revela 44 impactos de bala en el cuerpo del cantante. Con su muerte (valga el oximorón), nació el primer artista mártir de la dictadura en Chile.

Cuba es toda revolución y la música es su expresión primordial. La canción social ha estado ligada a este país desde la segunda mitad del siglo XX. Ahora bien, hay que distinguir entre la canción de protesta y aquella hecha con corte propagandístico que ayudó a institucionalizar esa revolución. Tanto Silvio Rodríguez como Pablo Milanés son dos cantantes que navegan entre la bandera de la revolución social y poética, y la comodidad de ser artistas oficiales del régimen castrista.

En Argentina, Atahualpa Yupanqui, fue uno de los primeros representantes del folclor de las pampas. En las canciones que compusó y recogió de diversos pueblos, expresó el descontento de los pobres ante el capitalismo destructivo. Ahí está “Duerme negrito”, un reflejo de la esclavitud (“trabajando sí, trabajando y no le pagan), disfrazado de una tierna canción de cuna.

Tanto Silvio Rodriguez como Pablo Milanés son dos cantantes que navegan entre la bandera de la revolución social y poética, y la comodidad de ser artistas ofciciales del régimen castrista.

México, la lucha contra la “dictadura perfecta”

“Yo por eso me quejo y me quejo, porque aquí es donde vivo y yo ya no soy un pendejo”. Molotov, Gimme the power

El germen de la canción de protesta nace en la Revolución Mexicana. En ese sentido, el género del corrido se convierte en la voz del pueblo, donde lo mismo se cuentan la historia de los nuevos héroes (Villa, Zapata y demás), que en la crónica de un México en busca de definir su propia identidad.

Luego de la revolución, se vino “la dictadura perfecta” del PRI. La matanza de Tlaltelolco fue acallada en su tiempo. Los artistas que conocieron los hechos no generaron un importante eco a través de la música. El régimen se impuso sobre toda expresión juvenil. Posteriormente se satanizaría el Festival de Avándaro y los jóvenes músicos estarían condenados a seguir el modelo de creación al estilo Televisa, o de lo contrario serían condenados al exilio mediático.

Después de años y años de estas luchas acalladas y aisladas, de crisis económicas, de fraudes electorales perpetuados por la maquinaria priísta y del levantamiento de los indígenas al sureste de México, la canción de protesta salió de los “hoyos fonkis” y de los círculos hippies. Había llegado el himno que englobaba el descontento generalizado: Gimme the power, de Molotov. A diferencia de las canciones latinoamericanas de los años 60's y 70's, Molotov no utilizó metáforas rebuscadas, ni figuras poéticas profundas. Gimme the power llama a las cosas por su nombre y utiliza un lenguaje común y corriente, influenciado en gran parte por el hip hop contestatario que se había instalado en Estados Unidos. Una de las grandes ventajas que ganó Molotov, fue el haber logrado colocarse en la escena comercial, entrando incluso al circuito de Televisa.
Molotov fue uno de los detonantes de una nueva apertura. Luego llegó un nuevo siglo, en el que curiosamente, los jóvenes dejaron de unirse para quejarse. Por lo menos hasta hace poco.

La protesta en México, hoy

“Es un derecho de nacimiento, es el motor de nuestro movimiento, porque reclama libertad de pensamiento, si no la pido es porque estoy muriendo”
“Derecho de nacimiento”, Músicos con Yo soy 132

La protesta se ha diversificado hoy en día; sin embargo, continúa teniendo como base el mismo objetivo: la libertad. Los diferentes movimientos estudiantiles a nivel mundial, incluído Yo soy 132, retoman la canción de protesta como un arma cargada de verdad. Habrán de crearse más himnos que hermanen las causas; por lo pronto, los músicos con el movimiento aportan su granito de arena para generar una revolución de las conciencias.


Como apoyo al movimiento Yo Soy 132, Natalia Lafourcade compuso la canción Derecho de Nacimiento, que habla sobre la situación política de México y como los jóvenes debemos unirnos y alzar la voz. Para hacer la canción, Natalia pidió a sus seguidores que le compartieran palabras sobre lo que se vive en el país, consiguiendo un resultado maravilloso: una canción que probablemente se convierta en un himno de nuestra generación.

Para grabar la canción, participaron varios músicos invitados: Carla Morrison, Pambo, integrantes de Vicente Gayo, Juan Manuel Torreblanca y otros grandes nombres de la escena musical mexicana.

La adjuntamos aquí para que la escuchen si no lo han hecho. Es, sin duda, un canto imprescindible en el presente mexicano.

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No se hubiesen puesto la letra completa de derecho de nacimiento
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